Alcanzar el sueño con el esfuerzo de todos, esa es la única meta de cada equipo. Sumando tu esfuerzo con el de tu compañero la meta será fácil de conseguir, aunque eso supondrá mucho entrenamiento.

Eso de “trabajo, trabajo, trabajo” lo dijo un entrenador, no recuerdo su nombre, para hacer alusión a lo que supone para un deportista cada temporada, hay que entrenar cada día y competir en el fin de semana. Si encima, como ocurre en el hockey, no eres un deportista profesional y tienes que complementar cada día el entrenamiento con el estudio o las actividades profesionales, el sacrificio que se hace cada temporada es inmenso.

Pero hay que tener claro una cosa y es que sin ese esfuerzo, sin ese sacrificio, difícilmente se consiguen los objetivos.

El ser competente en tu modalidad deportiva, en tu puesto dentro del campo o la pista, es producto de ese trabajo permanente. Las competencias se alcanzan después de practicar y mecanizar la técnica y las estrategias planteadas por los entrenadores. Para conseguirlas hay que entrenarse.

A todo esto hay que añadir la parte emocional cuando salimos al campo de hockey o cuando estamos en el aula o en el vestuario: Serenidad, que no pasividad, para alcanzar el sueño con alegría.

Si ganas el domingo tendrás que celebrarlo con humildad y sin prepotencia,  y si pierdes, tienes que saber perder, felicita al contrario también con humildad y con alegría para abordar la siguiente semana de entrenamiento. Al fin y al cabo estamos hablando de sacrificio, eso es lo que supone practicar un deporte de competición.

Cada uno tiene su sueño, cada equipo tiene su sueño y hay que tratar de alcanzarlo permanentemente, son metas realmente alcanzables y lo conseguirás si durante toda la temporada entrenas, entrenas y entrenas, de esa manera “SI ENTRENAS, GANARÁS”.

Nota: El autor del texto ha preferido permanecer en el anonimato.